lunes, 14 de marzo de 2011

Reescribiendo lo escrito

La idea era escribir. Sobre mí mismo. Sobre mi estancia aquí y sobre mi resistencia mortal a colgar una y otra letra de ese invento inmaterial llamado internet. Como si el buscador, el msn, los videojuegos, se agrupasen en tu amigo Internet. Te ayuda y te hace de comer, te hace perder el tiempo, y te da besos plagados de veneno llamado perder el tiempo.
Las estadísticas dicen que las mujeres contaminan en menor proporción que los hombres. Que su emisión de gases nocivos a la atmosfera es menor que la de los hombres. Hombre. Hombres. Mujer. Mujeres. Pero el dato se olvida, o camufla, que las mujeres tienen menos empleo. Que continúan muchas siendo amas de casa, sin ser valoradas en la seguridad social. Continúan siendo discriminadas en cierto trabajos, especialmente en las directivas, mientras en otros son bien acogidas, especialmente en todos esos trabajos dedicados al mundo de la moda, del ocio masculino (prostíbulos, discotecas y hoteles con SPA…) Porque el mundo contemporáneo está hecho para el consumismo, hasta tal punto, que se consumen personas. Sentimientos, pensamientos y maquillaje son consumidos por gordos y sudorosos señores con puro en boca o por señoritas que aparentan 30 y en su DNI marcan los 50. Porque en este mundo vivimos por y para el ocio. El tiempo posterior a trabajar es salir. O ver la televisión. O salir a correr. Tenemos una oferta de consumo y ocio altísima. Seguramente una mujer de la tribu Zigula, que viniera este, nuestro modo vida, no entendería nada, compraría tal vez un poco de té o en el otro extremo, probaría los excelentes platos de restauración preparados por los mejores cocineros del mundo. Excelentes platos con ramas silvestres y 20 gramos de carne de buey gratinada en salsa color turquesa. El mundo a nuestros pies.
Los periódicos anuncian las “revoluciones” del norte de África. Anuncian que la UE, EEUU y las demás potencias, llenas de misericordia y como ´símbolos de los derechos humanos, trasladarán sus tropas y su equipo salvavidas. Un rifle es el mejor símbolo de la defensa de los derechos humanos. Porque ahora, nuestros señores dirigentes, acabarán con las dictaduras que han oprimido durante años a millones de personas. Paralizado el negocio de armas y petróleo, ayudar al prójimo es la mejor opción. Porque esos mismos que van a liberar, encarcelaron durante décadas a esos mismos a los que envían municiones y tanques. Porque gracias a los beneficios de la venta de armas de España y sus aliados, a los señores de la guerra de África, nosotros podemos usar nuestros móviles, nuestros portátiles y nuestro ocio eléctrico. Demos gracias a nuestros gobernantes, porque sin ellos escribiríamos en papel, mandaríamos cartas y postales escritas en lápiz, llamaríamos a nuestros amigos a voces desde la calle, quedaríamos en el parque de siempre, y nuestros hijos continuarían jugando a las canicas. Demos gracias a las armas, a las guerras y a los periódicos, porque tenemos las mentes tranquilas, porque mandamos un paquete de arroz a ONG sin Fronteras y a Amigos de los Pobres. Sentémonos tranquilos, porque gracias a nosotros algunos miles de niños en África no mueren de hambre, mueren en una guerra. Demos gracias porque miles de niños tengan trabajo, puedan comer una sopa de cebolla al día y trabajar 15 horas haciendo Levis y Lacoste. Demos gracias a las cadenas de televisión porque nos enseñen lo malos que son los Piratas que asaltan los pescadores en Somalia, porque omiten que Etiopía no tiene aguas propias, porque omiten que es el primer país del mundo en desplazamientos de población, porque camuflan que nuestros caladeros están en coma y no parece que se despierten. Demos gracias a las estadísticas, al fútbol y a la droga, porque nos hace sentir mejor. Demos gracias de verdad.  Alabemos las elecciones como nuestro derecho de participación en la política, gritemos de felicidad por vivir en democracia, por vivir con la Ley electoral española, justamente proporcional y brillante en su ironía democrática. Brindemos por las leyes de seguridad ciudadana que nos permiten comer y beber en nuestras casas, fuera del peligro que supone hacer esto en la calle. Aplaudamos por las leyes que nos prohíben reunirnos en la calle, por la convivencia de una fluidez peatonal. Hagamos una fiesta por las Rebajas, porque ellas nos dan todo lo que necesitamos: más ropa, más zapatos, más corbatas y más engaños.

Demos gracias, porque tenemos hipótesis en forma de previsiones de los Mayas, no científicamente verificables. Demos gracias por confiar en la gravedad, en el funcionamiento de nuestros pulmones y en la teoría de la evolución. Demos gracias por ser creyentes perfectos y fieles de la ciencia. De Dios. Y nunca de nosotros mismos….

lunes, 14 de febrero de 2011

El tiempo nunca es perdido

Complejo mundo interior.

Dos meses pueden ser mucho o poco tiempo. La invención humana se pase delante de la transformaicón de mi cuerpo, la barba, los zapatos más viejos, los pulmones más gastados y las retinas más llenas. Dando vueltas, se encontró mi mente con cambios. De esos inesperados, internos y externos, de los que en dos tiradas de dados rompen cierta seguridad emocional y en par de palmadas revitalizan las flores marchitas del pasado, en una época en la que lueve menos en Salerno que esos tres primeros meses, fugaces, intensos y livianos, en su propia contradicción de nuevos.

No sé aun porque se genera la tristeza. Las sucesivas lágrimas, ante películas que nos dicen algo, sin saber en muchas ocasiones que nos meten dentro y de que manera, será esa canción, esa mirada a la nada, la luna, rabiosa de celos, y la cerveza caliente que dejaste en el bar de carretera.

Te puedes sorprender hasta tal manera, que no sabes si dar un portazo, dejar la puerta entreabierta o seguir tragando bocanadas de altibajos, montado en tu noria particular, roja.

Cuando hice el fotolog, el primero, mi idea era escribir sobre mis pensamientos, ideas y emociones. Durante su año y medio largo de vida, vivió plenamente. Su hijo, el siguiente, que lleva casi tres años picando el cielo en busca de nuevos sueños, fue perdiendo las ideas y los pensamientos, para quedarse en plenas y cortas emociones, aveces inentendibles, propias, sin divulgación general. El corazón partido en dos, perdió su dosis de ideas al mismo tiempo que aquellos fotolog que leía con entusiamos (CXL, Solganor, Insaf, 2217, Alex...) murieron. Cambió una cosa. Cambió mucho. Yo cambié. Yo cambio.

 Y el fotolog se llena de polvo, de lineas diminutas ante los grandes textos de su niñez.

Cuando hice este blog, mi mente pasaba por muchos cambios. La noria era más noria que nunca. Ahora está..adormilada, abajo y arriba, sin darse cuenta aveces, con miedo a reconocer sus lágrimas o sus risas. Con miedo a seguir viviendo.

Salerno, además de darme gente nueva, me ha dado re-conocer la gente anterior a esta etapa. Re-conocer mi propia relación con ellos, reconocerme a mi mismo. No es mentira. Este año es diferente, y las fotografías que hace mi mente aquí quedarán en el recuerdo.

Soy yo. Y lo que me rodea. Y eso nadie puede quitarlo, existe. A veces me pregunto que si pudiera con una varita quitar algo en concreto (y es concreto), si lo haría. Le pregunto a las noches, a mi cabeza, a mis sueños, a mi pensamiento, y a mis sentimientos. Y al final acaban sudados, cansados, y descojonandose de risa mientrás el mar inunda sus mejillas. Porque la contradicción existe. Porque la moral siempre será inventada. Y el pensamiento una caverna de Plastón, en la que Nietzsche regatea todas sus normas y formas.


Cuando no queda carbón, es mejor dejár de enceder pastillas, porque sólo habrá fuego momentaneo, y la hoguera que una vez fue, ha muerto con el tiempo.

La próxima vez, antes.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Diario de una madrugada y de un despertar salernitano.



No veo la tele desde hace más de dos meses. No me importa. Y hasta que vi una en la habitación de Cristi no fui consciente de lo poco que la necesito. Nunca la he necesitado. Mi móvil italiano lleva apagado medio mes, y tampoco lo he echado de menos. El móvil español lo  uso para asuntos familiares o para mandar sms nocturnos en los que el alcohol mezclado con la nostalgia pulsa teclas por si misma.
El ordenador lo uso casi cada día desde hace más de dos meses. Desde hace más de diez años.
Lograr el agua con sal es difícil si no estoy en soledad. Lograr explotar cosas acumuladas, emoción, recuerdos, nostalgia, alegría, tristeza…sólo lo consigo en mi frontera de soledad. Que se llama soledad. Una forma de hacerlo es viendo el final de La lengua de las mariposas. Otra es ver el final de Tierra y libertad. Otra es releer los reportajes de montaña de Litos y los comentarios sobre su marcha de aquí. Otra es recordar las conversaciones con Manolito, sobre una adolescencia repleta de política mental y teórica en nuestras vidas unidas por el lazo internauta y ver un día, después de que el tiempo apagara tanto el lazo como las ideas nacientes, que se apagó como estrella rojinegra que era. Esas cosas me hacen llorar. Me hace llorar pensar en esta Navidad, tan ausente de un pasado que en mi infancia era de risas y sueños, ahora con pocos, pero valientes, nos queda pensar que la idea es disfrutar, que es lo que él quería y nos dio. Pero aquellos a los que les dábamos patadas débiles y que nos ayudaban y cogían en hombros se han hecho mayores y ya los juegos de mesa postcena, los pro y mario kart, los bayles, se han apagado como otras cosas enciende el tiempo.

Hablando y hablando, en espiral abierta, en noches largas que parecían cortas, puedes sorprenderte una y otra vez de la gente, de ti mismo. Puedes llegar a meterte tanto en tu mente que ni los cerditos que mueven el culo en las pantallas del ordenador consiguen crear fugas en tu cerebro. Y que los intentos de cerrar interminables anécdotas, deseos y pensamientos, fracasan una y otra vez porque en el fondo, adentro, uno quiere seguir hablando, porque hay noches que el sueño y el cansancio son más débiles que la capacidad de evasión.

Uno puede conocer gente curiosa en cualquier lugar. Desde vagabundos que hablan en forma de poesía a rusos que lo único que saben decir en español es ¡No pasarán, camaradas! Puedes conocer a antimadisdistras o atléticos en ciudades a miles de kilómetros de De Gea o de Casillas. Puedes tomar cerveza caliente con ginebra paseando por el recuerdo de tal vez los 4 meses más intensos de deporte en la montaña. Puedes reírte por dentro y puedes pasear por lo que no hiciste, por lo que se rompió y por lo que queda en el aire, que en este caso, no sé si es de la calle.
Queda el miedo. Ese del que te hablé.

martes, 30 de noviembre de 2010

Días de un color.

Se han borrado varios párrafos que había escrito. No me importa. Anoche hubo varias cosas que cambiaron mi humor, y mi pensamiento incluso. Una buena y otra mala, pero ambas con consecuencias positivas (creo...).

Seguiría escribiendo, adornando las frases, construyendo ideas, enterranndo otras, cambiado este blog con una u otra letra más. Podría cambiar el color de fondo, investigar como poner cosas más vivas o más barrocas en este blog. Pero me quedo con esos pájaros volando, o en mi cabeza. Me quedo con que en unos días andaré mucho, y llegaré a ese recodo del camino para sentarme y decirle a Hugo: mira, estos son los reyes de la sierra. Le ofreceré vino y comeremos un bocadillo de jamón con queso. Y pensaré que tal vez sería bueno retomar los viejos sueños adolescentes, volver a subir Torres de Márfil y que las paredes de varios largos se me queden cortas, incluso cuando el dolor aprieta en los músculos y frases como: ¡suben, aprieta! motivan varios intentos con fracaso, pero anestesian mas la mente para el descanso....

jueves, 25 de noviembre de 2010

25 de Noviembre


Me he despertado tarde. Y tarde reescribo en este blog que estaba acumulando polvo y recuerdos no escritos. Viajes, silencios, té caliente, cigarros no acabados hundidos en ceniceros compartidos, desfiles de gaviotas y lluvia tras el cristal. Lluvia que no es de allí, donde el cielo se pone más rosa que aquí, pero no tiene un espejo de agua donde caer.
25 de Noviembre. Más de dos meses aquí. La sensación y la realidad, es que hago lo que quiero y cuando quiero, como dije hace casi un mes en este mismo sitio. Me despierto tarde,  me acuesto tarde. Los libros de mesita de noche rascan en mi interior para hacerse hueco e intentar viajar conmigo a un lugar donde el italiano es el rey, pero tiene decenas de hijos con dialectos diferentes dispuestos a hacer más curiosa y a cumplir más aun los tópicos de Italia. Loca, chula y con ese sabor agridulce que da la gente de aquí. Individualistas, pero hay un pequeño detalle curioso que echo de menos en España.  El detalle que a un desconocido le das la mano, sea hombre o mujer, y al amigo le das dos besos, sea hombre y mujer. Detalles como esos luchan por dar mejor imagen que su falta de respeto conduciendo y sus aires de guapería.
Si Adri me viera, me regañaría como perro, me miraría fijamente y me diría: “Mierdas”, sonriendo, en una mezcla de apodo de broma clásico entre nosotros, pero con una directa hacia mi pereza.  Si mi coche tiene varios motores, él es uno de ellos. Otro de ellos es la montaña, y aquí esta riéndose de mí, delante de mis narices, y yo la miro como el tonto enamorado de la luna, pero no llego a montarme en el cohete espacial que me lleva a ella, y más lejos si quiero, a sus personales estrellas.  Abandonado mi motor lectura de libros en una habitación ahora solitaria, me queda el motor surfear. Surfear por internet, como dirían los franceses. Surfear por curiosidades, por Hespérides, por nucleares, por poesías, por pasajes de Cebrían, por películas sentimentales que vería una y otra vez, por el vicio del juego futurista, por las palabras que una y otra vez te diría. Que te diría.
 Lejos de abandonar el té, aquí ha crecido como lo hace la hierba en primavera. Y además tiene flores que son como drogas, enganchan como ellas solas.
La sensación de miedo por algo bueno. Es normal. Tener miedo, digo. Pero pocas veces lo he tenido por algo bueno. O no sé si es bueno…
Anoche volví a escuchar el pasaje de Miguel Hernández, y una vez más tuve varios escalofríos, y mis ojos soltaron un poquito de agua con sal. Me lleva a otros momentos, a otras personas…y la voz de Serrat en esas canciones-poesias me sube a ese lugar que no conozco y donde me siento seguro…no sé si contigo o contigo, o con todos. Pero no es fácil. No es fácil que el agua con sal corra por mis mejillas, y en estos meses, falto de fuerza para conseguirlo cuando más lo he necesitado, la fuerza ha venido de esa señora llamada radio, que con improvisaciones y sorpresas, trae los recuerdos profundos y los besos guardados.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Antes de rendirnos fuimos eternos

Vivo bien. Aquí en Italia o en España vivo bien. Como bien, cuando,que y cuado quiera. Bebo. El humo atraviesa mi cuerpo de un par de sabores, y me deleito con las sensaciones que produce un color mezclado con canciones que escuchaba en la adolescencia entre las cuatro paredes de un cuarto frío, lleno de libros, con una cama vieja empapada de lágrimas y sonrisas, de horas sin dormir, de pensamientos absurdos y bellos...

Vivo bien. Si la felicidad es una actitud, yo la tengo el 50% del tiempo aquí, y la consigo el 70%. Y los porcentajes siempre son generalizaciones, querido Jacobo.

Llueve mucho. No hace frío. Ríos y paseos en busqueda de lugares donde alejarse del mundo de ruidos de los coches, de las voces preocupadas, de los periódicos y de las luces de ciudad. Encuentro de paredes pintadas de colores, banderas de otros mundos, fotos y letras de personas que ya no están, y de otras invisibles que vendrán.

Serrano suena estos días tanto como Bob marley. Tanto que ha bañado las horas diurnas y nocturnas hasta reventar sueños y vuelan por la habitación como mariposas de colores que chocan en las amohadas de la resistencia a nudos de posible tristeza o añoranza.

Caminando, pego este link y su letra, Recuerdo (http://www.youtube.com/watch?v=WUgsT7ed1mc)


Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.

Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.

Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.

Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.

Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.

En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.

A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.

Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"

Y una sonrisa tímida responde:
"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".

Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Ocho y medio

¿Qué es ser bueno?¿Qué es seguir el camino?¿Qué es encontrarse a si mismo?¿Qué es civilizaicón?

No lo sé. Sé que no es un concepoto universal, ni una idea global, ni predestinada, ni creada por una supermente ni por minimentes ni un contrato social ni gambas en escabeche fritas con perejil almacenadas en sótanos. No es la panacea universal ni española ni el ser o no ser, la raya que limita el lugar que elegiste ni sus marionetas de algodón.

Seré muy breve:...

La sensaicón de que te falta algo en la vida no sé es normal, pero no es la primera vez que me ocurre. Y no sé que es. Tal vez falto yo mismo, que mis impñulsos se frenan con cada pensamiento de debate interno, con cada paso dubitativo, y en vez de ir hacia a ti me limito a anestesiar. Anestesiar aquello que crea goteras en la mente, ideas y sueños que se caen, aquellos que nunca decidiste a conseguir. Porque mil veces has pasado por esa vereda, que no es la de atrás, y has tropezado con esas piedras que usiste en tu personal trampa mortal para evitar, una vez más, llegar a donde al lugar que nunca debes alcanzar.

Unas veces llegas, y escribes de filosofía barat, intentas aparentar, o disimular, metaforsear, metáforas, salidas, vuelos sin paracaidas y zonas de aterrizaje preparadas para colocar una burbuja rosa grande donde sólo tú, yo, podemos entrar, porque es mía, personal, ni salitre ni nada más. Vamos a comprobar una vez más nuestro cinturón de seguridad, porque no queremos que esté abrochado, eso no nos dejará despegar, anclados y estacancados es un mal principio para una aventura que aun no tiene definido el guión, y el título nunca existirá. ya sabes, nunca me gustaron los títulos, nunca se me dieron bien, letras o números me gustaron mucho más, ya sabes, soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz.

Aparca junto a esas caderas, donde huele a flores y a Limoncello, derramados por el suelo como si fueran nuestro pasatiempo preferido, dejar caer gotas de sueños para recogerlas con caracolas, como la lluvia junto al mar, el que fui o el que será, tambaleando una y otra vez la preciosa agenda de promesas que no valen nada, con "M", bajo tu jersey, bajo tus copas de sal y azúcar, agridulces, en un posible despertar.

Relucir, preguntarse y escribir, que esto, esto va a ir muy bien. El francés dijo: la felicidad es una actitud. psicología, real y real. real. Placebo y medicina. El humo y la voluntad. ¿Qué voluntad?¿Qué es la voluntad? No es más que libertad, no es nada, no existe. Y es lo mejor. No existe.

Impulsos, instinto y dejarse llevar...que no suena demasiado mal.