lunes, 1 de noviembre de 2010

Antes de rendirnos fuimos eternos

Vivo bien. Aquí en Italia o en España vivo bien. Como bien, cuando,que y cuado quiera. Bebo. El humo atraviesa mi cuerpo de un par de sabores, y me deleito con las sensaciones que produce un color mezclado con canciones que escuchaba en la adolescencia entre las cuatro paredes de un cuarto frío, lleno de libros, con una cama vieja empapada de lágrimas y sonrisas, de horas sin dormir, de pensamientos absurdos y bellos...

Vivo bien. Si la felicidad es una actitud, yo la tengo el 50% del tiempo aquí, y la consigo el 70%. Y los porcentajes siempre son generalizaciones, querido Jacobo.

Llueve mucho. No hace frío. Ríos y paseos en busqueda de lugares donde alejarse del mundo de ruidos de los coches, de las voces preocupadas, de los periódicos y de las luces de ciudad. Encuentro de paredes pintadas de colores, banderas de otros mundos, fotos y letras de personas que ya no están, y de otras invisibles que vendrán.

Serrano suena estos días tanto como Bob marley. Tanto que ha bañado las horas diurnas y nocturnas hasta reventar sueños y vuelan por la habitación como mariposas de colores que chocan en las amohadas de la resistencia a nudos de posible tristeza o añoranza.

Caminando, pego este link y su letra, Recuerdo (http://www.youtube.com/watch?v=WUgsT7ed1mc)


Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.

Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.

Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.

Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.

Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.

En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.

A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.

Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"

Y una sonrisa tímida responde:
"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".

Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

3 comentarios:

  1. Luis me encanta como escribes, por lo que entiendo estas en Italia, asi que a disfrutar la vida.

    de un socio catalan, a ver si nos vemos pronto que tengo ganas de hacer montaña contigo!

    saludos

    Rubén

    ResponderEliminar
  2. si amigo mio lo son ;) una persona feliz como tu es complicado que lo deje de ser alguna vez por lo menos en actitud, un gran abrazo :)

    ResponderEliminar